Wednesday, October 10, 2007

El doctor y las mujeres


El Doctor Sullivan Travis es un ginecólogo muy prestigioso de la ciudad de Dallas, Texas, hogar de la gente más adinerada del país. Está constántemente rodeado de mujeres, y muchas. Sus pacientes, sus asistentes, su hermana, sus dos hijas, su mujer. Pero todo esto no lo altera, el parece funcionar perfectamente en el caos que le significa que tantas mujeres dependan de él. El afirma que las mujeres son incapaces de traer mala suerte por si misma, que los hombres las hacemos así.
Sin embargo ninguna de las que lo rodea parece comprtarse de manera razonable. Su mujer padece de una enfermedad psicologica que la lleva a comportarse como una niña, que parece ser causada por demasiado amor. Su hija Dee Dee es una porrista veinteañera a punto de casarse, pero parece más preocupada por los detalles de la fiesta y de su gira como porrista que por su futuro esposo o matrimonio. Su hija menor Connie le advierte constantemente sobre problemas que tendrá Dee Dee, pero le pide que no se preocupe por ella, ella va a estar bien. Su hermana está parando en su casa con sus hijitas pequeñitas y se la pasa horneando cosas dulces y tomando alcohol a escondidas. Y encima de todo esto, sus pacientes. Mujeres que sólo quieren atenderse con él. Mujeres que parecen más interesadas en verlo a él que en su revisación médica.
Robert Altman construye así, cómo es su estilo, una obra de varios niveles, donde la trama no trata de una sola cosa, sino de varias y al mismo tiempo. Como una orquesta, cada instrumento toca su parte, cada personaje trae sus temas a la mesa y todos afectan al doctor. Todos parecen estar en un estado de alteración constante menos el doctor, cómodo en el ojo de la tormenta. El sabe que las mujeres són impredecibles cómo el clima y sus vidas giran alrededor de él.
Un relato bordeando el surrealismo, sobre una persona y su relación con todo el sexo opuesto, donde no hay dos parecidas y todas lo necesitan. Inadvertidamente nos encontramos con un personaje (interpretado aceptablemente por Richard Gere) incapaz de funcionar sin ellas, sin orientación ni misión, cuando la tormenta se aleja. La dependecia que sufren las mujeres con él, la sufre él con las mujeres y sus problemas. Una resolución un tanto facilista y un desenlace por demás confuso nos dejarán con un sabor agridulce y poco de qué hablar.

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